19 oct 2010

Exposición del Tema Humillación

Es una práctica que puede llevarse a todos los niveles, y cuyo objetivo es acentuar la desigualdad de los participantes. Esto es, se parte de una relación entre iguales, quienes al relacionarse juntos quieren ambos marcar una diferencia que les reporte placer mutuo.

Por ejemplo, en un trabajo, el jefe sabe que es el jefe y el empleado sabe que es el empleado, y dentro de esta relación propiamente desigual, no es ni erótico ni divertido ahondar en las diferencias.

Por tanto debemos entender que un sumiso no es en sí inferior a un Amo, y tiene que tener su propia autoestima bien puesta en su lugar para poder jugar/practicar sanamente.

Estamos en un punto en el cual el BDSM hace gala de su teatralidad y se enfatizan los roles para obtener una respuesta placentera. Esto es, sí, la humillación existe en sí misma, pero no en el sentido en el que realmente se degrade la dignidad de la parte sumisa.

Cabe mencionar en este punto que si bien, es una de las prácticas más difundidas, también puede confundirse con la que tiene menores consecuencias, pues como no sangran las orejas ni ningún otro miembro, parecería que no puede generar verdaderos daños y creer eso, es un peligro.

Con la humillación se pretende acentuar la relación de poder y control, pero no lastimar. Es una práctica de ubicación, entre más abajo está la parte sumisa, más arriba está la parte Dominante y el efecto creado es mayor. Un mismo acto cambia su simbolismo dependiendo desde donde se mire y puede ser tan gráfico como ver hacia arriba o hacia abajo.

Pasando por el diccionario (Real Academia Española), encontramos definiciones como: Inclinar o doblar una parte del cuerpo especialmente en señal de sumisión o acatamiento; abatir el orgullo y altivez de alguien; o hacer actos de humildad.

Trasladando estas definiciones al BDSM se puede llegar a: Hacer la entrega del ser con toda dignidad.

Es mediante estos actos que una persona sumisa muestra su entrega a su Amo. Es una muestra explícita de la cesión de poder y control en la otra persona.

Para el Dominante es la demostración de que ejerce ese control y ese poder sobre el sumiso y es en este punto que es erotizante. Pero no perdamos de vista en ningún momento que si esto se da es porque el sumiso está de acuerdo a cada momento en que así sea. Como persona y no como sumiso es que lo permite.

Existen distintas formas para humillar y básicamente en cada persona será diferente lo que la humille, es una cuestión personal que tiene que ver con la educación y las costumbres que haya tenido en la vida. Así que es importante que el Dominante se tome el tiempo necesario para conocer con quién está tratando y lo que puede moverlo al Eros o lo que puede descontextualizarlo del todo y pueda dañarlo.

No olvidemos que toda práctica BDSMera implica cuidados, antes, durante y después, sin importar si se practica para erotizar, castigar o premiar. En este caso esos cuidados se dan con el conocimiento de la persona que se adquiere antes; con la forma en que se lleve la sesión y prestando atención a las reacciones durante; y después, haciéndole saber al sumiso que es importante para su Dominante, que su entrega es apreciada.

Se pueden dividir las formas de humillar en principio en dos grandes ramas que en algunos puntos pueden tocarse: las humillaciones verbales y las humillaciones físicas. Pero antes de pasar por ellas, hay que prestar atención a la que tenemos que evitar, esto es la dañina. La que verdaderamente lastima al sumiso, la que crea dependencias y pone en peligro su reputación o autoestima.

Para hacernos una idea, aquéllas que se salgan del contexto BDSMero, aunque pueda haber excepciones al insertar la vida externa al BDSM y viceversa, cuando se descontextualiza la humillación de una relación erótica a la cotidianidad estamos corriendo un riesgo grande y habrá que tener mucho cuidado de no lastimar a nadie.

Ahora bien, dentro de las verbales podemos encontrarnos desde las más básicas en los insultos, de distintas formas y en distintos niveles. Otra forma es avergonzar, ya sea directa o indirectamente, por ejemplo haciendo notar fallas que cometa o pidiéndole cosas que lo abochornen. A un paso tenemos el menosprecio y apocar su esfuerzo.

En cuanto a diferencias entre mujeres y hombres, se puede ver que mientras a las mujeres se les humilla más refiriéndose al físico y su vanidad, en los hombres se obtienen resultados semejantes cuando se pone en tela de juicio su virilidad.

Cabe mencionar que la humillación es una práctica que puede ser muy oportunista y aprovecha el momento en que la parte sumisa se pone en la mira.

Llegamos así a las formas físicas, por ejemplo la burla y poner en ridículo, reírse del sumiso ya sea por algo que se le haga hacer o que haga. Se pueden aprovechar las reacciones que tenga, o incluso ligeros accidentes sin importancia. También pueden ser acciones promovidas o provocadas por el Dominante, por ejemplo, la feminización forzada en la que no se busca un travestismo completo, sino hacer obvio que lo que parece no es lo que es.

La despersonalización es otro medio en que al sumiso se le trata como animal o como objeto, restándole humanidad. Los castigos físicos son también otra forma de humillación. Y el forzar a un sumiso a hacer algo que no desea en sí, sin olvidar los límites establecidos, pero aprovechando el amplio margen de cosas que no necesariamente le agraden.

En sí, el sometimiento es una forma de humillación por excelencia, cuando un Dominante da una orden y un sumiso la acata, está haciendo entrega de su ser y se posiciona por debajo del Dominante al seguir sus órdenes. Por ejemplo, en este punto podemos encontrar juegos como lluvias multicolores.

En los ejemplos en los que lo verbal y lo físico se encuentran, podemos encontrar pisotear, textual o metafóricamente. Despreciar, dejando de lado lo que la parte sumisa esté haciendo sin darle importancia, en teoría, pero sin olvidar que si se está sesionando, la parte Dominante debe prestar atención a todos los detalles.

También se puede degradar, esto es, bajar de rango a la parte sumisa, y un ejemplo claro es cuando se le trata como sirviente, sin embargo se encuentra aún dentro de un contexto humanizado, pero de menor categoría.

Por último tenemos envilecer que es una de las prácticas que debe llevar mayores atenciones, puesto que muchas veces en esta puesta en escena los actores pueden ser más de dos. Por ejemplo, cuando se presta a un sumiso para que actúe como puta con alguien más o simplemente, tratarla como una. Subrayando tratar como, actuar como, no olvidemos que no lo es, que en el lado sumiso de la ecuación lo que está haciendo es entregarse a los deseos de su Dominante.

Para terminar veamos que existen atajos que nos llevan a la humillación por caminos más cortos y que nos preparan a la escena que vamos a realizar, entre ellos se encuentran objetos tradicionales como son collares, correas, uniformes o incluso la misma desnudez. Además de los rituales que puedan llevarse a cabo para marcar el inicio de una sesión cuando es el caso. Los roles mismos que utilizamos son una forma de acercarnos rápidamente al terreno que queremos pisar.


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