El
sábado pasado fue la reunión del calabozo en esta ocasión el tema fue "Juegos con Agujas", sin
duda alguna es un tema que a muchos no les gusta, les da temor o simplemente no
les interesa. El temor que varios le tienen a esta práctica es porque lo
relacionan con inyecciones, sueros o acciones que las identifican con
enfermedades: tienes gripa o alguna enfermedad y te introducen una aguja en tu
cuerpo, cuando hay la necesidad de sacar sangre o bien cuando te colocan algún
suero.
Quizás
el dolor del piquete no duele tanto, más bien es el malestar físico, anímico y
psicológico que se tiene, sin embargo el juego de agujas no es nada relacionado
con lo anterior.
El
taller fue dirigido por Marques de Sade, comenzó por preguntar quienes habían
jugado y quienes no con agujas, entre los motivos de los que no lo habían hecho
están los anteriores y también por desconocimiento, después de una breve
información donde se nos dijo el tipo de agujas que existen, como deben ser
colocadas y retiradas así como las medidas de seguridad básicas, se comenzó una
pequeña practica.
Los
tipos de agujas se miden por calibres y longitudes, la longitud es marcada por
un numero y las letras mm, el calibre es un numero acompañado de una g; algo
importante aquí es que mientras elevado es el número del calibre la aguja en
realidad es más delgada y viceversa, mientras más pequeño es el numero la aguja
tiene un calibre mayor. Entre las agujas más típicas que se pueden utilizar
están las de envoltura verde, azul y rosa.
Las
medidas básicas de seguridad son revisar que la aguja está cerrada, utilizar
guantes y limpiar la zona a picar con un pequeño algodón con agua oxigenada. En
esta parte del taller se dio la
recomendación de utilizar agua oxigenada en vez de alcohol debido a que esta
produce menos agresión a la piel que el alcohol.
A
la hora de insertar a aguja se tiene que levantar un poco de la piel a
perforar, como si fuera un pellizco e insertar de manera segura, firme y
derecha la aguja; no hay que titubear porque eso hace que el mismo pulso mueva
la aguja y la inserción no sea derecha. En este punto hay que tomar en cuenta
la cantidad de piel a perforar debido a que puede ser mayor a la longitud de la
aguja o lo contrario.
Se
pueden ir aplicando agujas en el mismo sitio, una debajo de otra, en fila,
formando figuras, etc. Pero hay que estar al pudiente de la piel y lo que está
sucediendo con ella, como en todo juego relacionado a este mundo.
A
la hora de retirar las agujas, tiene que ser del mismo modo en que las aplicamos,
un movimiento, firme, seguro y derecho, e inmediatamente colocar un algodón con
agua oxigenada para calmar un poco la sangre si es que llega a presentarse.
Mientras
se va retirando la aguja, se le coloca su capuchón, la aguja debe doblarse y se coloca en un embace especial para residuos
médicos, si no se cuenta con este embase es recomendable colocar todo este
material utilizado en una bolsa o embase y este depositarlo –si es posible- en un
lugar para ello como hospitales, centros de salud, etc.
Sin
duda alguna, cuando Marques dijo que practicaríamos esta técnica, muchos
estuvieron dispuestos, nos animamos a colocarnos agujas entre sí e ir
aprendiendo de aquellos que dominan mas esta técnica, muchos nos fuimos
quitando tabúes en relación a las sensaciones y dolor causado o bien la atribución
que le dábamos anteriormente.
Hubo
inserción de agujas en brazos, espalda, muñecas e incluso en senos; en el rostro
de los participantes se notaba una mezcla de placer y dolor, muchos también de
satisfacción y tranquilidad; sin duda la gran mayoría de los asistentes termino
en este taller con una herramienta más para incluir en las sesiones que llegasen a tener.
Realmente
el dolor causado por las agujas no es más grande que un pellizco y al
retirarlas solo queda la sensación de un pequeño dolor, a algunos se les puede
hacer un pequeño moretón dependiendo de la cantidad de agujas colocadas y el
tipo de piel, pero sin duda, como alguien del taller dijo “es más grande la
impresión de ver la aguja ahí en tu piel, que lo que duele”
Stefy