La linda pelirroja hizo que atravesara una cortina “espero que esta se la ultima “ pensó ya malhumorada pero en cuanto entraron Yvonn se quedo boquiabierta, había ahí unas tres decenas de personas ataviadas en el mejor de los casos con ropa de cuero o látex, otra gran parte estaba en su totalidad desnuda, muchas de las mujeres llevaban diferentes tipos de corsé, medias y zapatos, botas o zapatillas, donde predominaba, el negro, blanco, rosa, morado y rojo, había hombres vestidos de trajes negros u otros que solo traían puesto chalecos o chamarras de cuero, al fondo alcanzo a ver a una pareja vestida totalmente de vinyl, el de negro y ella de rojo, le causa mucha gracia, mientras recorrían los pasillos para llegar a su destino no dejo de sentir las miradas de los presentes, sabía que en parte esto se debía a sus cicatrices y otra tanto a que nunca la habían visto en el club, pasaron a lado de un grupo de personas usaban a una linda chica con grilletes en los tobillos y las muñecas como mesa de centro dejando su bebidas en la espalda de esta, en la contra esquina vio a una pareja azotando con diferentes tipos de fustas y látigos a un chico atado en una cruz de San Andrés.
Algo dentro de sí empezó a provocarle calor, antes de entrar pensó que lo que vería la asustaría y lo rechazaría , pero ya estando ahí le resultaba todo muy sensual, nunca le había gustado la violencia pero entre el aroma dulzón y picoso que llenaba el ambiente, como los gemidos y quejidos de los presentes la había empezado a excitar, se dio el lujo de mirar alrededor , vio que algunas personas se le quedaban viendo con firmeza, una pareja sentada en un sillón le saludaron levantando sus bebidas, un hombre ya entrado en años pero bastante apuesto le sonrió, ella le devolvió la sonrisa mas por nervios que por coquetería, cuando intento buscar a la pelirroja para ver por donde se había ido su mirada se calvo en un solo punto, por un instante dejo de respirar tan solo para respirar más rápido, lo que acaba de ver la había dejado fascinada.
La escena le pareció tan fantástica que a pesar de estar a unos nos cuantos metros de ella pareciera no lo podía creer, suspendida a unos dos metros del suelo había una chica totalmente desnuda, atada con cuerdas teñidas de rojo, las cuerdas abrazaban el cuerpo de la chica contrastando nítidamente con su blanca piel, los brazos los tenia atados a la espalda obligándola a permanecer de forma recta, la pierna derecha estaba totalmente doblada haciendo coincidir el talón con las nalgas algo rojas a comparación del resto del cuerpo, “Por los azotes“ supuso Yvonn, la pierna izquierda estaba totalmente recta y sostenida por otro amarre a la altura del tobillo, las tres cuerdas, la de los brazos y ambas piernas se unían a una pequeña anilla color paletada que a su vez era sujeta a otra cuerda mas gruesa de color café que remataba con una viga del techo, Yvonn se acerco lentamente magnetizada por la imagen, pudo observar mejor a la chica, vio que sus senos estaban también sujetos por la cuerda destacándolos mas, también de ese mismo amarre una segunda cuerda unía los brazos con el cabello trenzado de la chica obligándola a jalar la cabeza hacia atrás, quedo aun mas sorprendida al ver que la chica babeaba sin pódelo evitar, pues traía en la boca una mordaza en forma de anillo que le impedía poder cerrar la boca, la miro a los ojos esperando encontrar una mirada de terror, de auxilio, de desesperación, pero no encontró nada de eso, la chica suspendida le regreso una mirada que, aunque indicaba que tenía los ojos rojos por que inevitablemente había llorado, también mostraba una satisfacción, un gozo y un éxtasis que la joven científica no alcanza a comprender del todo, la chica le sonrió como pudo e al ver las marcas en el brazo y cuello de Yvonn, esta le regreso la sonrisa de buena fe.
Alguien la toco en el hombro creyó que era la pelirroja para guiarla de nueva cuenta con la Ama Paulie, pero al voltear soltó un gritito de sorpresa, un rostro pálido y una sonrisa tanto de gusto como de admiración la recibieron, era Odette la enfermera, esta vestía un atuendo totalmente de charol, con botas de tacón de aguja un pantalón que se le ceñía totalmente al cuerpo y una blusa de cuello sin mangas, en los brazos llevaba muñequeras del mismo material y sostenía un pequeño látigo de varias colas en la mano, la verdad se veía preciosa, era totalmente contrario a como se había acostumbrado a verla vestida pulcramente con su uniforme de enfermera